
Observar un proceso de transformación silenciosa que afecta tanto al cuerpo como al entorno. Lo que parece inerte es, en realidad, una huella viva.
La experiencia de estar inmersa en un lugar hasta que los límites se disuelvan, atravesar las profundidades, las corrientes subterráneas.
El agua es un espejo líquido que refleja emociones: agitación y quietud.
Una instancia ritual: el gesto desaparece, lo íntimo se despliega. No siempre en armonía.
El cuerpo respira, se confunde.
Camuflaje donde toma forma lo invisible. Simular la muerte para sobrevivir.
En ese silencio, me pregunto:
¿Qué sigue vivo cuando dejamos de ser vistos?




















